¿Qué hacer si mi hijo consume marihuana?

Posted on octubre 25, 2021 View all news

por Crystal Collier, PhD, LPC-S autora de La Guía NeuroWhereAbouts

El conocimiento es la clave

En la era de la marihuana legal no regulada, los padres deben disponer de datos actualizados sobre los efectos de los productos de cannabis producidos en masa, modificados genéticamente y de alta potencia. Armados con una ciencia sólida, los padres pueden adoptar con confianza una política cerebral libre de drogas, respaldada por décadas de investigación que documentan los efectos nocivos de la marihuana sobre el neurodesarrollo. Aunque los cuidadores nunca necesitan una razón para mantener a salvo a sus hijos, la literatura sobre este tema ofrece miles.

Ante todo, sigue la regla de la familia funcional: Hablar, Tratar, Confiar, Sentir. Te sorprendería saber cuántas familias no hablan del tema utilizando la excusa: ‘Bueno, yo fumé un poco en el instituto y estoy bien’. Algunos eligen no tratar el tema racionalizando: ‘Ahora es legal, así que debe ser seguro’. Otros, temerosos de la confrontación, deciden evitar los problemas que podrían estar provocando que sus hijos se vuelvan hacia las drogas.

La Marihuana de Hoy: Más peligrosa que antes

Un informe publicado en 1972 por la Comisión Nacional sobre Marihuana y Abuso de Drogas consideraba que la marihuana «no es un peligro para la salud pública». Hoy en día, el cannabis no recibe una clasificación tan benigna. En su lugar, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas cita décadas de investigación que documentan los efectos adversos físicos, mentales, relacionales y sobre el neurodesarrollo del cannabis. Desgraciadamente, esta información se ve ensombrecida por la desinformación, la publicidad engañosa y las técnicas de explotación de las normas sociales utilizadas por una industria del cannabis multimillonaria y no regulada, cuya única preocupación es crear clientes para toda la vida. Los productos que venden son más potentes que cualquier cosa que hayan estudiado los investigadores y están diseñados para enganchar a los consumidores sin preocuparse por la salud y la seguridad públicas.

Familias en crisis: Negación y Soluciones Activas

Una vez informados sobre los efectos nocivos de la marihuana, especialmente en el desarrollo cerebral, los padres pueden empezar el proceso de abordar el consumo de marihuana de su hijo localizando a un clínico experto en cuestiones de salud conductual juvenil y consumo de sustancias. Encontrar un consejero o trabajador social que comprenda el neurodesarrollo y la teoría del cambio mejorará las posibilidades de desarrollar una relación de trabajo en la que el joven y la familia puedan sentirse apoyados, especialmente si hay que establecer límites estrictos.

El clínico realizará una evaluación psicosocial completa para determinar el nivel de consumo del joven, la fase de cambio, los efectos del desarrollo y la dinámica del entorno. La obtención de un diagnóstico inicial y de las posibles causas del consumo ayudará al clínico a hacer recomendaciones terapéuticas adecuadas. Los padres pueden preguntarse si su hijo será sincero cuando se reúna con un clínico, temiendo que sea difícil obtener una imagen precisa. La mayoría de las veces, las compuertas del dolor y las luchas de un joven se abren de par en par cuando se le ofrece la consideración positiva incondicional de un clínico experto en preguntas socráticas. Como cualquier padre sabe, los secretos tienen una extraña forma de acabar revelándose. Sin embargo, esto lleva su tiempo. Comprometerse a participar en el asesoramiento como familia, en lugar de identificar al joven como el problema, facilitará la honestidad y la curación.

Comprender a fondo la fase de cambio de un joven y de su cuidador ayuda a determinar los pasos iniciales. Si un joven está preparado para el tratamiento, pero sus padres no, el retraso resultante en la atención puede producir resultados perjudiciales, como el consumo continuado y el deterioro del funcionamiento. Si éste es el caso, los padres se beneficiarán del trabajo familiar o de pareja para comprender su resistencia y superar los obstáculos que les impiden poner límites y recibir ayuda.

Lo más probable es que los adolescentes y los adultos jóvenes nieguen la gravedad de los efectos negativos de la marihuana y se resistan a cualquier control parental o intervención terapéutica. En esta coyuntura, es crucial recordar que no es tarea de los padres convencer a su hijo de lo contrario ni encontrar un clínico que pueda hacerlo. Como dice el sabio adagio: «Una persona convencida contra su voluntad sigue siendo de la misma opinión». De hecho, es posible que un joven nunca adopte la actitud o las creencias de que la marihuana es perjudicial en absoluto. No se trata de eso. Los padres pueden defender firmemente su norma familiar: Nada de drogas porque perjudican el desarrollo cerebral. Y punto.

Recordando que no todo consumo es abuso, los padres y sus hijos pueden utilizar la tabla de niveles de consumo que aparece a continuación para determinar en qué punto del continuo se encuentran. A pesar del firme límite de no consumir drogas, en este punto es importante permitir la autonomía del joven respecto al tipo de intervención. En función de la gravedad de los síntomas, la situación académica y las necesidades sociales/emocionales, padres e hijos pueden negociar la intervención que mejor se adapte, desde terapia y pruebas de drogas hasta atención residencial.

La única opción que no debería estar sobre la mesa es no hacer nada. Inicialmente, cuando los jóvenes se comprometen a un plan de acción de «no consumo de drogas» pero no lo cumplen, entonces la consecuencia se la ganan y no se la imponen sus figuras de autoridad. Es habitual y terapéutico instituir un contrato de conducta, no para lograr un cambio de conducta en el joven, sino para crear un plan de crianza para la próxima vez que un joven consuma marihuana. Al idear consecuencias, recuerda que las normas mal concebidas y los castigos severos no han conseguido allanar el camino de las decisiones sanas. Por tanto, el contrato de conducta debe ser sencillo. Mantén tu cerebro sano y libre de drogas para ganar recompensas y privilegios. Punto. Consumir drogas conlleva la pérdida de recompensas y privilegios, igual que las consecuencias del mundo real.

A partir de aquí, los cuidadores pueden seguir apoyando a su hijo participando en terapia, educación y realizando actividades prosociales juntos como una familia. Los jóvenes necesitan saber que sus seres queridos nunca renunciarán a intentar mantenerlos a salvo.

» Para saber cómo llevar BrainAbouts a tu comunidad escolar, ponte en contacto con info@brainabouts.org.


Imagen de la Guía NeuroWhereAbouts reimpresa con permiso de la Dra. Crystal Collier

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